Hoy fue la segunda entrevista con el cliente en el trabajo al que está postulando Angélica. “¿Y cuántos años tiene tu hijo?” (Ese momento de la entrevista en el que te preguntan por tu vida personal bajo la excusa de conocerte integralmente como candidato). “Tiene 2 años” – responde. “¡Qué linda edad! Es una edad complicada, ¿No? Si fuera más grande claro, es diferente”. Sale de la entrevista con sentimientos encontrados, quiere ser una buena mamá pero también seguir creciendo profesionalmente.
Recuerda un proceso de selección que tuvo hace más de 1 año. “Tiene 8 meses” – respondió aquella vez. “¡Qué lindo! Aún necesita mucho de su mamá, segura que podrás asumir las responsabilidades de este nuevo puesto pues supone mucha dedicación y horas de tu parte”. Angélica me cuenta esta situación y me pregunta: “¿Acaso es esto incompatible?, ¿Será que cuando la respuesta sea: Está grande y se puede valer por sí sólo así que puedo trabajar 14 horas diarias en tu empresa, seré una candidata más atractiva?” Quisiera responderle que sí, pero reflexiono sobre el tema y la verdad quizás no sea así necesariamente porque para entonces ya pasará los 40´s y no será tan “empleable” para algunas organizaciones que valoran la edad por encima del talento (ese ya será tema de otro post). Como diría mi hijo de 3 años: “¿Total?”
Alguna vez otra amiga, también madre, me dijo: “No puedes tener la casa limpia, hijos felices y salud mental al mismo tiempo, tienes que elegir” ¿Es realmente así? Bueno, si así fuera el caso, elijo tener un hijo feliz, fuerte emocionalmente y con sólidos valores como fruto de la interacción constante con su madre pues considero que ésta como muchas otras, es una importante contribución a nuestra sociedad. Sin embargo, también decido elegir desarrollarme personal y profesionalmente.
Felizmente, aunque pocas, hay organizaciones que valoran los resultados más que las horas que físicamente puedas estar en una oficina. La flexibilidad laboral no es un tema sólo de las madres o de los tan estigmatizados millenials, ¿De verdad a alguien le gusta trabajar tantas horas seguidas, muchas de las cuales probablemente sean muy poco eficientes por el cansancio? ¿Al común de los mortales no les gusta ir al cine, al gimnasio, salir a comer, ir a la playa o estudiar un idioma, además de disfrutar de su trabajo?
Si bien hay organizaciones que han sobrevivido a través de las últimas décadas sin hacer innovaciones significativas, los cambios que vivimos en la actualidad superan exponencialmente a los que se dieron en el último siglo. De esta forma, la necesidad de esquemas de trabajo flexible es un reto importante para madres, millenials y cualquier talento clave. Dudo sinceramente que aquellas organizaciones que no reorienten la propuesta de valor a sus empleados a esta nueva realidad puedan atraer y retener a los mejores talentos del mercado. Aún están a tiempo.
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